Entrevista a CEO REDIIE sobre el aprendizaje activo

Crédito: Comunicaciones TecNN Zamora (México)

En diversos webinars y congresos internacionales, el Fundador y CEO de REDIIE, Dr. Fernando Vera, ha insistido en que muchos docentes del nivel terciario no comprenden muy bien el término «Aprendizaje activo», que él define como «Cualquier actividad, tanto dentro como fuera del aula, que involucre al estudiantado a transferir lo aprendido a la práctica y pensar sobre para qué y por qué lo están haciendo». Para profundizar en este tema, conversamos con este destacado académico y consultor internacional.

En tu experiencia internacional, ¿has visto cambios en las propuestas curriculares de la educación superior de América Latina?

Fernando Vera, PhD. Founder & CEO REDIIE (Chile)

Afortunadamente, he visto cambios positivos en varias Instituciones de Educación Superior (IES) de la región. Pero, estos cambios más bien se observan a nivel de meso diseño curricular. De hecho, los modelos educativos, que he tenido la oportunidad de revisar, recogen estratégicamente las megatendencias en Educación Superior, que uno observa actualmente en el mundo occidental, principalmente, Europa y Estados Unidos. Lo más destacable es que en la mayoría de casos, han sido el resultado de largos procesos participativos, reflexivos y sistemáticos. Por ejemplo, cada vez más campus en Iberoamérica están migrando hacia una educación centrada en el aprendizaje y, de paso, integrando las competencias genéricas del Modelo Tuning. También he observado interesantes iniciativas para integrar la sostenibilidad en el currículo, lo que muchos llamamos «sostenibilización curricular». En ambos casos, veo un fuerte énfasis en el desarrollo de competencias en la educación superior para el siglo XXI.

¿Qué enfoque se requiere para materializar dichas iniciativas?

Ciertamente, dichas iniciativas exigen una mirada más sistémica al proceso de aprendizaje-enseñanza, con foco en el protagonismo del estudiantado, que hoy es lejos más responsivo y multimodal. Léase «aprendizaje activo». No me parece estratégico forzar espacios en las mallas curriculares para introducir competencias emergentes. Entiéndase «cursos específicos». También creo que para movilizar las competencias para el siglo XXI, sería muy pertinente introducir enfoques más interdisciplinares e incluso multidisciplinares y/o transdisciplinares en el currículo de la educación superior. En realidad, son en estos escenarios en donde emergen naturalmente nuestros atributos diferenciales. Ahora, capitalizando mi experiencia internacional, yo diría que, cuando se decide introducir mejoras en los modelos educativos, es clave realizar procesos de benchmarking intensivos. Hago este punto, pues creo que toda iniciativa transformadora en educación superior exige apalancar procesos de benchmarking, tanto internos como externos. Pero, de nuevo, en la mayoría de casos que conozco, todo se ve muy sintonizado en el plano de la meso implementación curricular (modelo educativo y planes de estudio). Definitivamente, falta mayor intervención en la experiencia de aprendizaje.

Desde ese punto de vista, ¿dónde ves la brecha?

Objetivamente, la brecha está, a mi juicio, en el micro-diseño curricular, es decir, en los contextos de aprendizaje, ya sean dentro o fuera del aula, donde debe evidenciarse el verdadero cambio transformacional en la praxis docente y, consecuentemente, en los resultados de aprendizaje. Ahora bien, considerando que sobre un 80% del profesorado universitario no proviene  precisamente del mundo educativo, creo que para materializar dichas iniciativas se requiere desarrollar competencias docentes, tales como, gestión curricular por competencias, micro-implementación del aprendizaje activo, internacionalización del currículo, alfabetización digital, pensamiento crítico y pensamiento sistémico, entre otras, pues, en su conjunto, constituyen factores críticos de éxito para el logro de un micro-diseño curricular efectivo y eficiente, que converse con los nuevos tiempos.

Entonces, ¿cómo pueden empezar con el aprendizaje activo aquellos docentes que no están familiarizados con este enfoque?

Primero, modestamente, les recordaría a mis colegas docentes que el término «aprendizaje activo» no se refiere sólo a hacer cosas, lo que llamamos comúnmente “Aprender haciendo”.  Por el contrario, el aprendizaje activo supone integrar estratégicamente el «Aprender a aprender» «Aprender a hacer», «Aprender a vivir con el otro» y «Aprender a ser«. Es más, he observado que muchos colegas docentes realizan interesantes actividades prácticas en el contexto áulico (aprendizaje formal). Sin embargo, observo escasa evidencia en contextos de aprendizaje no formal e informal. Creo que estos tres contextos de aprendizaje deben articularse coherentemente para promover un verdadero aprendizaje activo y significativo en el estudiantado de grado. En otras palabras, se trata de implementar estrategias de aprendizaje-enseñanza que involucren al estudiantado a realizar e incluso proponer diversas actividades prácticas, en variados contextos de aprendizaje y, lo más importante, necesitamos desafiarlos a pensar críticamente sobre el Para qué y Por qué están realizando tales actividades.

Desde tu experiencia, ¿qué abarca el aprendizaje activo?

Como lo veo, el aprendizaje activo abarca una amplia gama de actividades de aprendizaje-enseñanza que el estudiantado puede realizar individualmente o en grupos, en diversos contextos de aprendizaje. Además, estas actividades se pueden realizar tanto dentro como fuera de clases y, muchas veces, de manera ubícua. Nosotros mismos debemos modelar con el ejemplo. Como verás, esta nueva ecología de aprendizaje nos brinda a los docentes una gran combinación de diferentes estrategias a elegir. Personalmente, recomiendo a mis colegas docentes comenzar por revisar el enfoque de aprendizaje experiencial de David Kolb y procurar transitar desde niveles cognitivos inferiores hacia niveles cognitivos superiores en cualquier taxonomía de aprendizaje que utilicen para así promover el desarrollo del pensamiento crítico que es el fundamento de todos nuestros atributos diferenciales.

¿El aprendizaje activo requiere más trabajo para el docente?

Digamos que las estrategias de aprendizaje activo requieren un tipo algo diferente de planificación y preparación de un curso. También supone tener una mirada mucho más ecológica del currículo, muy en la línea de Urie Bronfenbrener, dejando atrás la clase expositiva tradicional y, en algunos casos, rompiendo con el enfoque de silo funcional que caracteriza actualmente a la docencia universitaria. Así, en lugar de preguntarnos: «¿Qué contenido importante debo cubrir en la clase de hoy?» es mucho más pertinente preguntarnos: ¿Qué conocimientos, competencias y actitudes se espera que mis estudiantes desarrollen y aprendan? También podríamos preguntarnos: ¿Qué ejercicios o actividades prácticas puedo acordar con mis estudiantes para que demuestren evidencias de desempeño?  Y, finalmente: «¿Qué materiales didácticos podríamos preparar en conjunto con mis estudiantes para implicarlos en sus proceso formativo y así maximizar la eficacia y eficiencia en sus resultados de aprendizaje?» Estas preguntas podrían ayudarnos a planificar mejor las actividades en el plano de la microimplementación curricular, siempre procurando articular el aprendizaje formal, no formal e informal. En definitiva, este enfoque es lejos más desafiante y, por tanto, demanda más trabajo al docente. Pero, las ganancias son enormes: Les abre mayores oportunidades para crear e innovar.

En este contexto, ¿como ves los modelos educativos de las IES chilenas?

Sólo para tener en cuenta. He pasado gran parte de mi vida académica tanto en cargos docentes como directivos. En ambos escenarios, siempre he procurado innovar, aunque con muchos escollos institucionales en el camino. También he tenido la fortuna de explorar la educación superior de diversos países. Menciono esto sólo para que las personas que nos lean sepan que he visto la educación superior chilena desde adentro y desde afuera. Ahora bien, salvo raras excepciones, los modelos educativos de muchas IES chilenas están derechamente obsoletos. Si bien muchos recogen algunas megatendencias en educación superior, en la práctica, muchos insisten en enfoques fragmentarios de la realidad, que no facilitan la transición hacia el mundo del trabajo, es decir, no relevan el aprendizaje activo. También observo un tema de autonomía que es crítico para pensar fuera de la caja e innovar. Además, muchos modelos educativos siguen vinculados con propuestas que existían no sólo antes de la era actual de rápidos cambios tecnológicos, sino que son anteriores a la propia revolución industrial. Por lo mismo, en todas mis intervenciones y asesorías, tanto a nivel nacional como internacional, promuevo  el cambio transformacional en la educación superior para el siglo XXI.

En tu opinión, ¿están los modelos educativos de las IES chilenas respondiendo a las nuevas necesidades de formación profesional?

En general, creo que los modelos educativos locales no están respondiendo a las nuevas necesidades socioeducativas, pues no son funcionales con la realidad, que es en donde nuestros estudiantes realmente aprenden algo. También les falta integrar elementos de internacionalización. A mi juicio, si bien la movilidad académica contribuye a procesos de internacionalización, sigo observando brechas importantes en el plano del micro diseño curricular. De hecho, algunos colegas suelen utilizar el concepto de territorialidad para enmarcar su praxis, mientras en otras partes del mundo se releva la internacionalización, como proceso comprehensivo. Hoy incluso muchos hablamos de educación superior transfronteriza o sin fronteras. Por tanto, creo que, a nivel local, falta integrar elementos de internacionalización en el currículo y promover políticas de movilidad académicas que permitan refrescar la praxis docente.

En el marco de la Universidad del futuro, ¿que aspectos hay que considerar para promover el aprendizaje activo?

Recordemos que el enfoque de aprendizaje activo pone el énfasis más en el desarrollo de las competencias que en la transmisión de contenidos. De hecho, el informe “Transition from school to work” de UNICEF aborda la barreras con las cuales se encuentran los jóvenes en materia de desarrollo de competencias laborales que les permitan acceder a un trabajo decente. Por lo mismo, con este enfoque, el estudiantado tiene más probabilidades de involucrarse en procesos de pensamiento de orden superior (análisis, síntesis, evaluación), mejora sus competencias de colaboración, aumenta su motivación y capacidad para resolver problemas, se involucra en lo que está haciendo, mejora su autoestima y, al mismo tiempo, se divierte mientras aprende. Entonces, creo que necesitamos transitar hacia enfoques más inter-, mult- e incluso transdisciplinares que permitan abordar la educación desde una perspectiva más sistémica. Sólo así creo que podremos involucrar activamente a nuestros estudiantes y facilitar el desarrollo de competencias para toda la vida, que, una vez egresados, les  permitan enfrentar mejor equipos el cambiante y competitivo mercado laboral actual.

Cabe destacar que Fernando, como prefiere que lo llamen, es Doctor en Ciencias de la Educación; Fundador y CEO de la Red Internacional de Investigadores en Educación (REDIIE); cuenta con alta formación de posgrado, a nivel de master y doctorado. Además, tiene a su haber estancias académicas e investigativas en Zhejiang GongShang University (China), EduSotf (Israel), Universidad EAFIT (Colombia), Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Zamora (México) e Instituto Tecnológico de Jiquilpan (México). En el marco de su segundo Doctorado, con mención internacional, por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (España), actualmente, se encuentra con una intensa agenda internacional.

Héctor Vargas, Noticias REDIE

 

 

 

 

 

 

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